Tras la caída en 1843 de Boyer, presidente de la República de Haití, la población española proclamó la independencia de Santo Domingo respecto a Haití. Santana, que era entonces uno de los grandes terratenientes del país, se unió a los trinitarios, se puso al frente de un ejército de tres mil hombres de su región natal que había logrado reunir y marchó a Santo Domingo. Sus huestes lograron derrotar a las tropas haitianas en la batalla del 19 de marzo de 1844, en Azua, quedando así firmemente establecida la independencia de Santo Domingo.
Al imponerse los liberales a los conservadores en la Junta Central, Pedro Santana tomó la capital, disolvió la Junta y arrestó a los «Padres de la Patria» (Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella). Elegido presidente de la República, a lo largo de sus mandatos (1844-1848 y 1853-1861) llevó a cabo una política dictatorial y tuvo que hacer frente a una nueva invasión haitiana (1855-1856).
Con el fin de preservar el país de otros ataques haitianos y como forma de perpetuarse en el poder, en 1861 proclamó la reincorporación de la República a la corona española. En 1862, debilitado su poder y decepcionado por la situación, renunció al cargo de capitán general. El gobierno español le otorgó el título de marqués de las Carreras y le asignó una pensión. Cuando en 1863 se proclamó de nuevo la independencia de Santo Domingo, Pedro Santana se incorporó a la lucha restauradora. Llamado a la capital bajo la amenaza de ser acusado de desobediencia frente al nuevo capitán general, respondió: "Al general Santana no se le amenaza. Al general Santana se le juzga". Llegó a la capital para ser juzgado, pero al día siguiente de su llegada fue hallado muerto en misteriosas circunstancias.
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