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jueves, 4 de diciembre de 2014

Karl Marx también en castellano como Carlos Marx

Karl Marx
Pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán (Tréveris, Prusia occidental, 1818 - Londres, 1883). Karl Marx procedía de una familia judía de clase media (su padre era un abogado convertido recientemente al luteranismo). Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en Filosofía por esta última en 1841.
Desde esa época, el pensamiento de Marx quedaría asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo de éste por una concepción materialista, según la cual las fuerzas económicas constituyen la infraestructura que determina en última instancia los fenómenos «superestructurales» del orden social, político y cultural.

En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inició a Marx en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y por los primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata radical, Marx trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París (1843).
Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos. Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas; por fin, tras una breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes en la Revolución alemana de 1848, pasó a llevar una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849 la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda económica de Engels.
Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó de «utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su pensamiento (de autores como Saint-Simon, Owen o Fourier); tales pensadores se habían limitado a imaginar cómo podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar que su implantación resultara del convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades modélicas.
Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido y el descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la fuerza de la Revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas graduales) serían la forma de acabar con la civilización burguesa.
En 1848, a petición de una Liga revolucionaria clandestina formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales ideas en el Manifiesto Comunista,un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848.
Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica, que plasmó en El Capital; de esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels, poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.
Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano produce valor, Marx denunció la explotación patente en la extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Criticó hasta el extremo la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la burguesía.
Sin embargo, su análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter histórico, como cualquier otro sistema, y no respondía a un orden natural inmutable como habían pretendido los clásicos: igual que había surgido de un proceso histórico por el que sustituyó al feudalismo, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones internas, dejando paso al socialismo. La tendencia inevitable al descenso de las tasas de ganancia se iría reflejando en crisis periódicas de intensidad creciente hasta llegar al virtual derrumbamiento de la sociedad burguesa; para entonces, la lógica del sistema habría polarizado a la sociedad en dos clases contrapuestas por intereses irreconciliables, de tal modo que las masas proletarizadas, conscientes de su explotación, acabarían protagonizando la Revolución que daría paso al socialismo.
En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de su razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político: precisó la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la historia de la humanidad y que hace que ésta avance a saltos dialécticos, resultado del choque revolucionario entre explotadores y explotados, como trasunto de la contradicción inevitable entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el encorsetamiento al que las someten las relaciones sociales de producción.
También indicó Marx el sentido de la Revolución socialista que esperaba, como emancipación definitiva y global del hombre (al abolir la propiedad privada de los medios de producción, que era la causa de la alienación de los trabajadores), completando la emancipación meramente jurídica y política realizada por la Revolución burguesa (que identificaba con el modelo francés); sobre esa base, apuntaba hacia un futuro socialista entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, como fruto de una auténtica democracia; la «dictadura del proletariado» tendría un carácter meramente instrumental y transitorio, pues el objetivo no era el reforzamiento del poder estatal con la nacionalización de los medios de producción, sino el paso -tan pronto como fuera posible- a la fase comunista en la que, desaparecidas las contradicciones de clase, ya no sería necesario el poder coercitivo del Estado.

Marx fue, además, un incansable activista de la Revolución obrera. Tras su militancia en la diminuta Liga de los Comunistas (disuelta en 1852), se movió en los ambientes de los conspiradores revolucionarios exiliados, hasta que, en 1864, la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al movimiento obrero mundial de sus ideas socialistas. Gran parte de sus energías las absorbió la lucha, en el seno de aquella primera Internacional, contra el moderado sindicalismo de los obreros británicos y contra las tendencias anarquistas continentales representadas por Proudhon y Bakunin. Marx triunfó e impuso su doctrina como línea oficial de la Internacional, si bien ésta acabaría por hundirse como efecto combinado de las divisiones internas y de la represión desatada por los gobiernos europeos a raíz de la revolución de la Comuna de París (1870).
Retirado desde entonces de la actividad política, Marx siguió ejerciendo su influencia a través de sus discípulos alemanes (como Bebel o Liebknecht); éstos crearon en 1875 el Partido Socialdemócrata Alemán, grupo dominante de la segunda Internacional que, bajo inspiración decididamente marxista, se fundó en 1889.
Muerto ya Marx, Engels asumió el liderazgo moral de aquel movimiento y la influencia ideológica de ambos siguió siendo determinante durante un siglo. Sin embargo, el empeño vital de Marx fue el de criticar el orden burgués y preparar su destrucción revolucionaria, evitando caer en las ensoñaciones idealistas de las que acusaba a los visionarios utópicos; por ello no dijo apenas nada sobre el modo en que debían organizarse el Estado y la economía socialistas una vez conquistado el poder, dando lugar a interpretaciones muy diversas entre sus seguidores.
Dichos seguidores se escindieron entre una rama socialdemócrata cada vez más orientada a la lucha parlamentaria y a la defensa de mejoras graduales salvaguardando las libertades políticas individuales (Kautsky, Bernstein, Ebert) y una rama comunista que dio lugar a la Revolución bolchevique en Rusia y al establecimiento de Estados socialistas con economía planificada y dictadura de partido único (Lenin, Stalin, Mao).

Muerte


La tumba de Karl Marx, en el cementerio de Highgate, Londres.
Tras la muerte de su esposa Jenny en diciembre de 1881, Marx desarrolló una fuerte gripe que lo mantuvo con un mal estado de salud durante los últimos 15 meses de su vida. Con el tiempo, contrajobronquitis y pleuresía que lo condujeron a su muerte el 14 de marzo de 1883 en Londres. Murió como una persona apátrida;102 sus familiares y amigos en Londres enterraron su cuerpo en el cementerio de Highgate de Londres, el 17 de marzo de 1883. Hubo entre nueve a once personas en su funeral.103 104105
Varios de sus amigos más cercanos hablaron en su funeral, incluyendo Wilhelm LiebknechtFriedrich Engels. El discurso de Engels incluyó el siguiente pasaje:
"El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde , dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre."106
Su hija Eleonora, además de Charles Longuet y Paul Lafargue, que eran dos yernos socialistas franceses de Marx, también estuvieron presentes.105 Liebknecht, fundador y líder del Partido Socialdemócrata Alemán, pronunció un discurso en alemán y Longuet, una figura prominente en el movimiento de la clase obrera francesa, hizo una breve declaración en francés.105 También se leyeron dos telegramas de los partidos obreros de Francia y España.105 Junto con discurso de Engels, esto constituyó todo el programa del funeral.105 Entre los no familiares que asistiéron al funeral estaban tres asociados comunistas de Marx: Friedrich Lessner, encarcelado durante tres años después del juicio comunista de Colonia de 1852; G. Lochner, a quien Engels describió como "un antiguo miembro de la Liga de los Comunistas" y Carl Schorlemmer, un profesor de química en Mánchester, miembro de la Real Sociedad y activista comunista durante la revolución alemana de 1848.105 Otro asistente al funeral fue Ray Lankester, un zoólogo británico que más tarde se convertiría en un prominente académico.105
La lápida de Marx lleva el mensaje grabado: "¡Proletarios de todos los países, uníos!", presente en la última línea del Manifiesto Comunista y la frase de la Tesis XI sobre Feuerbach (editada por Engels): "Los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo".107 El Partido Comunista de Gran Bretaña construyó la lápida monumental en 1954 con un busto hecho por Laurence Bradshaw; la tumba original de Marx tenía apenas un humilde adorno.107 En 1970 hubo un intento fallido de destruir el monumento con una bomba casera.108 109
El historiador marxista Eric Hobsbawm más tarde comentó que "uno no puede decir que Marx murió fracasado" porque, aunque no había logrado un gran seguimiento de discípulos en Gran Bretaña, sus escritos ya habían comenzado a hacer un impacto en los movimientos izquierdistas en Alemania y Rusia. Al cabo de 25 años de su muerte, los partidos socialistas de Europa continental reconocieron que la influencia de Marx en su política estaba ganando entre el 15 y el 47% en los países con elecciones democráticas representativas.

                                         Aportes Económicos


Marx aportó estudios suficientes relacionados con los modos de producción interpretados en el materialismo histórico.

Aportó toda una teoría relacionada con la explotación del hombre confines de acumulación de capital, cuya acumulación de riqueza es dada por la plusvalía.

Teoría sobre las relaciones de la economía con el Estado, El Poder Político, el Derecho y la Ideología.

Propone Transformar el mundo desde la base o estructura económica.
Parte de la idea de que el devenir histórico de toda sociedad se halla determinado por la economía, entendida y enfocada más específicamente ésta en su acepción de fenómenos   y relaciones sociales de producción capitalista.

Para Marx es en la estructura económica donde debe buscarse el punto de referencia que nos conduzca a la explicación de los fenómenos sociales que se radican en la superestructura jurídico-política y en la super estructura ideológica.

El Estado, su poder político y el Derecho son elementos que, al formar la super estructura, se encuentran determinados por la estructura o base económica.

La Economía es el factor determinante de la historia humana, no deja de ser cierto que en sentido inverso, sobre la base o estructura económica de la sociedad también pueden incidir o interactuar los factores sociales que conforman la super estructura jurídico-política   e ideológica.
En términos Marxistas, el Estado y su Poder Político han sido siempre instrumentos de control y explotación de la clase dominante, siendo el Derecho el medio que legitima y perpetua el dominio de la clase dirigente.

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